
Sí, ya sé que es "rin rin", pero prefiero onomatopeyizar el sonido de las copas al brindar por los sentimientos navideños y la llegada de 2007, que dar pábulo virtual al sonido telefónico que nos acompaña allá donde vamos, independientemente de con quién estemos, lo cuálo hagamos o cuándo lo oigamos... ¿Era cada seis o cada ocho horas? ¿Dónde dejé el prospecto?
En fin, bienvenidos al Invierno, a la Navidad, a la salud frente a la no-fortuna loterística, a la única época del año en que como uvas y, cómo no, A LA ÚLTIMA ETAPA.
¿De qué, del Tour? No, amiguit@s, no. De ese viaje musicofestivo que emprendí en primavera para solaz entretenimiento del DJ Nano que llevo dentro y para martirio de mis querid@s amig@s, familiares, allegad@s, suscriptor@s, súbdit@s y abonad@s.
Y claro, como no podía ser de otra manera, abro desde este portal de Belén virtual mi magnánimo catálogo para escuchar (y, quizá, tener a bien) vuestras peticiones para que queden plasmadas en esta (epopéyica, apocalíptica, epatante, finiquitadora, culminante y extasiadora) última entrega de la, nunca me cansaré de decirlo, exitosa serie "Me gustan las estaciones porque cambian siempre".
Quién sabe lo que deparará 2007. Aparte de la Copa del América, de las elecciones municipales y autonómicas, de la nueva Champions para el Barça, de los viajes, las fiestas, las catas, los sueños y lso deseos, espero seguir teniéndoos cerca. Como en 2006. No tengo espacio suficiente para recordarlo (ni tiempo ni dinero para agradecerlo. Lo intentaré compensar de otras formas, a cada cual más original).
Se abre la veda, apuntad bien y entre enero y febrero veréis los frutos.
Ay, qué bucólico y pastoril. Qué descansada vida la de aquel que huye lejos del mundanal ruido.